13 de septiembre de 2009

Confiar en ti misma

Cristina no tenía ganas de ir al hospital para el nacimiento de su primer bebé. Cedió a la presión de la gente seria y experimentada. Eso terminó en una cesárea. Para el segundo bebé no ha escuchado a nadie más que a ella misma. Dió a luz en tres horas, en su casa, en plena noche, con toda simplicidad. Yo dormía en una habitación al lado y no fuí despertado más que por el grito característico del reflejo de expulsión. Cristina me había alertado al principio de la noche sobre la presencia de algunas señales precursoras. En un ambiente de confianza en sí misma, de completa intimidad y seguridad, las contracciones fueron de una gran eficacia. Es una situación frecuente. Es una situación que hay que prever. Cuando visito a una mujer que considera el parto en casa, me pregunta con frecuencia lo que hay que preparar. Una de las respuestas es: "una cama para mí". A veces se trata de un diván o de un colchón en el suelo del comedor, pero eso me basata. Cuando dispongo de mi terreno propio, de un sitio donde puedo, leer, escribir o dormir, al mismo tiempo la intimidad de la futura madre está garantizada y yo puedo instalarme desde los primers síntomas.
Obstetra francés Michel Odent